domingo, 11 de julio de 2010

Derepente me quedaba pegada viendo sus laaargas e interminables pestañas, y esos ojos almendrados me invitaban a adentrarme en su alma, y danzaban para mi gran tortura de creer que nada podría ser como lo planeaba, no es necesario ver a esa persona directamente para darme cuenta de sus pies y manos minúsculas, me basta con mirar hacia el frente y discimular tan bien como lo sé hacer, y me percato de que su forma de hablar, su cortesía y su madures casi ingrata, me derrite...y jamás pensé a escepcion de sus locas ideas sin fin, de que todo se desenvolviera así, con esa lentitud que apasigua nuestros repentinos arranques emocionales.que vah!, si al fin y al cabo tengo mas de lo que puedo pedir jaja!!este son unos de los días en que el sentimiento de ser una maldita se desvanece, y me deja a una natalia nueva, y optimista al maximo...

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