lunes, 19 de julio de 2010

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Recuerdo haberla visto sentada con la mitad del cuerpo al sol a la salida de su casa, miraba complacida los árboles y el lago con la cordillera como fondo, era verano, y una ligera brisa agitó su pelo llevando su delicado perfume hasta mis narices, extaciado, en un acto desfachatado cerré los ojos y respiré lo mas profundo que pude, aguanté por unos pocos segundos la respiración como si de esa manera ella pudiera quedarse dentro mío, su piel desde aquí se ve brillante con un tostado perfecto, su pelo esta vez lo trae suelto, y esta por sobre sus delicados hombros, ese vestido celeste de seda le queda como si hubiera sido confeccionado a su medida, esta descalza, al rededor de ella hay solo flores en violeta y rosado, y ella continúa mirando los rallos de sol que se calan entre las hojas de los árboles, a ratos me pregunto en qué pensará, mas no hallo respuesta alguna... el verla aun que sea sentada me alegra de día entero, es tan delicada y fina que a veces creo que si la toco se podría quebrar o ensuciar con mis manos torpes, he pensado miles de estrategias para acercarme a ella, y cientos de temas de conversacion para hablarle, incluso he estudiado minuciosamente mi lenguaje corporal frente a un espejo como un idiota, incluso, un par de veces me la encontré caminando sola y la he seguido desidido a hablarle de lo primero que me viniera a la mente, pero al momento de alcanzarla me paralizo y ahi me quedo, detras de ella... como esperando un milagro...

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