domingo, 11 de julio de 2010

C.T - 4

Y si lo tubiera por una de esas casualidades de la vida en una volita de cristal y guardado en un cajón, sin dudarlo lo miraría por última vez a los ojos, intentando despedirme sin palabras, solo con la mirada, deseándole lo mejor, y rogándole que no me olvide, lo liberaría y lo olvidaría, aun que su vago recuerdo siga merodeando por mi cabeza, enloqueciendo cada segundo que pasa su recuerdo en mi memoria, y ahogándome en lo que yo ya tengo claro, intentando aferrarme a un ligero rayo de luz que se ve aun desde el fondo.

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