viernes, 10 de junio de 2011

En memoria del difunto

Yo a esa hora iba directo hacia el "control de inglés" que terminó resultando en prueba, iba tranquila ya que en la mañana me liberé nuevamente del tortuoso pensamiento de estar condenada de por vida a cargar con ese algo repugnante, salí de mi nueva casa y doblé por Recoleta dirección hacia el paradero, al cruzar Pedro Donoso el destino me deparó una abominable sorpresa, crucé y me giré lentamente, fue entonces cuando me dí cuenta de que su cuerpo yacía sin vida bajo la sobra sobre el suelo húmedo a las afueras del Trigal, tenía el hocico medio abierto con sus colmillos ensangrentados solo al mirar sus ojos me percaté que quedé justo donde miró por ultima vez, era como si me observara detenidamente, sus ojos ahora secos eran de un color café intenso, aturdida por la impresión me dieron náuseas que luego de un hondo respiro se me pasaron, y la gente que transitaba ya por ese lugar no se daban cuenta de que ese pobre animal estaba ahí muerto, todos pasaban inmersos en sus propias burbujas cristalinas...

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