Mira, - me dijo un día la vicky - cuando alguien te diga eso que tu sabes, muéstrale orgullosa tu dedo medio estirándolo lo más que puedas. y pensé... no es lo mas cortes que pueda hacer, pero es mejor eso a no hacer nada y dejar que la gente te discrimine y se burle de tí, no?, asi que un día con muchísimo calor, iba yo de vuelta del fortestinen mi bici color azul, esa que me vendió el mati en una ganga, y me gritan eso que me hace hervir la sangre de pura ira, y hace que me salga humo por las orejas, que me crezcan los colmillos y que me ponga al mas puro estilo kung fu. Recordé lo que la vicky me había aconsejado y lo hice, y creo que nunca había estirado tanto mi dedo, el griterío cesó. ¡Funcionó! - pensé - fué entonces cuando me dí cuenta de que hacía tiempo que la sonrisa no se apoderaba de tal forma en mi cara, y la risa salía a estruendosas carcajadas, los dejé marcando ocupado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario