martes, 13 de septiembre de 2011

El otro día antes de quedar como de costumbre solo, iba en el metro camino a juntarme con mi novia, cuando de pronto en el primer vagón del tren que yo iba a tomar, estaba ella, (digo, la otra), mi corazón se aceleró y mis ojos sin poder creer lo que veían se me abrieron mas de lo común, ella iba con su pelo castaño como una fiera con la cabeza agacha y como con cara de pena, yo me paré derecho con la vista fija en ella, como esperando el momento de abalanzarme sobre mi presa, las puertas se abrieron, ella se dispuso a bajar del tren cuando levantando la cabeza me vio, quedamos unos segundos como paralizados sin saber qué hacer, o decir, ella entonces me sonrió y con esa voz y expresión tan coqueta que tiene me saludó, puso su mano detrás de mi nuca para luego deslizarla por sobre mi brazo le pedí disculpas por no haberme presentado en su casa como lo acordado, y sonriendo me dijo que no importaba, pero que la fuera a visitar, me dió risa el recordar las visitas que le había hecho veces anteriores, siempre quedábamos rodando por el suelo de su casa desnudos riéndonos de cualquier cosa, y ella se rió conmigo, sé que también recordó lo mismo que yo; le dije que la llamaría otra vez para ir a visitarla y me dijo con una sonrisa en su cara que encantada me recibiría, me abrazó y me besó como si nunca mas la fuera a ver.

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